Estas imágenes me han resultado muy impactantes por su crudeza. Me muestran una realidad que no conocía con respecto a la odisea de esos niños de distintas partes del mundo que sienten la necesidad interior de ir a la escuela a pesar de todos los riesgos que corren sus vidas. ¡Qué héroes!. son dignos de todo elogio!.
 Nuestro pequeño país sin grandes elevaciones, con su suelo suavemente ondulado, no le ofrece al escolar que vive en el campo impedimentos para llegar a la escuela, simplemente se sirven de un manso caballo y pueden ir a ella con facilidad..
¡Pero estos niños que nos muestran las imágenes son verdaderos héroes en busca de   su escuela.
Llegue mi admiración a todos los que como ellos, van en busca de la Luz del Saber.
Más de 12 millones de 
                    nepalíes viven en las inmediaciones del Himalaya. La 
                    zona con más montañas y más altas cumbres de todo el 
                    planeta. No hay casi carreteras, ni autopistas, ni paradas 
                    de autobús. Un territorio seccionado por mil valles y otros 
                    tantos ríos acaudalados que impiden el normal tránsito entre 
                    pueblos y aldeas. Los niños usan puentes artesanales hechos 
                    con tablones, cuerdas y poleas improvisadas, como las 
                    yincanas de aventura que tanto te gustan pero sin arneses ni 
                    doble sujección de seguridad. Durante décadas, esa falta de 
                    seguridad, ha causado infinidad de accidentes a muchos niños 
                    como tú que se levantan de madrugada solo para poder llegar 
                    a tiempo al colegio. Afortunadamente varias ONGs se encargan 
                    hoy de construir puentes y góndolas seguras para mitigar la 
                    siniestralidad. Esos niños se morirían de ganas por poder ir 
                    como nosotros en coche y calentitos al 
                    colegio.
Mira a estos niños. 
                    No saben lo que es una piscina pero se bañan todos los dias 
                    para ir al colegio. Tienen que cruzar un caudaloso río para 
                    llegar a la escuela. Y lo hacen a diario. Haga frío o calor. 
                    Hồ Khong, un niño com tú de la escuela primaria 
                    Hung, en el distrito de Minh Hoa, en 
                    Vietnam; nos lo cuenta: 
“La profundidad es de unos 20 metros y la corriente es grande, a veces asusta. Pero como queremos ir a la escuela para aprender para tener un trabajo profesional y con ello un futuro mejor, corremos el riesgo de cruzar a nado el río.”
Para ello llevan unas grandes bolsas de plástico donde meten sus ropas y libros. Nada de estupendas mochilas de Barbie impermeables y con ruedas. Las inflan para fabricar su flotador-guía y cruzan diariamente los 15 metros de río. En temporada de lluvias faltan hasta un mes al colegio. El caudal crece demasiado y sería peligrosísimo intentarlo. Se los llevaría la corriente para siempre.
“La profundidad es de unos 20 metros y la corriente es grande, a veces asusta. Pero como queremos ir a la escuela para aprender para tener un trabajo profesional y con ello un futuro mejor, corremos el riesgo de cruzar a nado el río.”
Para ello llevan unas grandes bolsas de plástico donde meten sus ropas y libros. Nada de estupendas mochilas de Barbie impermeables y con ruedas. Las inflan para fabricar su flotador-guía y cruzan diariamente los 15 metros de río. En temporada de lluvias faltan hasta un mes al colegio. El caudal crece demasiado y sería peligrosísimo intentarlo. Se los llevaría la corriente para siempre.
La guerra civil (esa 
                    guerra entre hermanos de un mismo país que termina siempre 
                    destruyéndolo) terminó en Angola en 2002, pero su fantasma 
                    sigue enterrado por todo el territorio en forma de minas y 
                    artefactos bélicos. Esas bombas que ponen bajo tierra los 
                    mayores para que los niños las pisen sin querer mientras 
                    juegan o caminan hacia el colegio. Miles de hectáreas de 
                    tierra virgen y rica permanecen improductivas por esas 
                    ‘semillas explosivas’. Son muy difíciles de destruir porque 
                    están muy bien escondidas e interfieren siempre en la vida 
                    de los más débiles, niñas como la de la foto, o como tú. A 
                    pesar de las ratas antiminas que utilizan para 
                    desactivarlas, 80.000 accidentes en 20 años convierten el 
                    camino a la escuela en una aventura a vida, muerte o condena 
                    a llevar muletas de madera el resto de su existencia. Todo 
                    por aprender a ser mejor persona y evitar repetir el legado 
                    de los que se dicen llamar sus maestros.
Imagina que para ir a trabajar tienes que hacer 200 km andando y cruzando barrancos de 500 metros de altura, agarrado a las rocas y sobre ríos congelados. Imagina que tardas dos días en llegar, vadeando cuatro ríos, cruzando puentes desvencijados y angostos caminos de tan solo unos centímetros de anchura sobre las punzantes rocas. Imagina ahora que no eres Tintín o un superhéroe de ClanTv sino una niña como tú que solo quiere ir a aprender al colegio… Aproximadamente unos 80 niños se juegan la vida diariamente y eligen el riesgo del atajo por las paredes verticales de Pili, un pueblo del norte de la región china de Xinjiang Uygur. Un espectáculo que bien parece un concurso televisivo infantil de pruebas físicas para ganar un viaje a Euro Disney.
 Cinturones 
                    abrochados, elevadores de seguridad según normativa europea, 
                    sillitas reglamentarias, capazos con arneses… Todo eso que 
                    repasamos en cada viaje al colegio es un cuento chino para 
                    estos niños. En Pematangsiantar, Indonesia (foto 
                    superior) o en Baghpat, India (foto 
                    inferior) nadie entiende ese vocabulario. Se alquilan al 
                    hacinamiento en vehículos de tracción variable a cambio de 
                    llegar a tiempo a la escuela. Puede parecer divertido pero… 
                    ¿Te imaginas qué pasaría si el conductor da un frenazo 
                    brusco porque se le cruza un perro en su 
                    camino? 
17 de enero de 2012. 
                    Las lluvias torrenciales arrastran todo tipo de maleza sobre 
                    el crecido río Ciberang, a su paso por la aldea 
                    Sanghiang Tanjung, en la provincia Indonesia 
                    de Bateng. La fuerza de la 
                    corriente golpea y daña los pilares del puente 
                    comunal (construido en 2001) que une el pueblo con el 
                    suburbio de la escuela. El paso queda muy dañado pero no 
                    impide que desde ese día los niños lo sigan cruzando a duras 
                    penas para ahorrarse 30 minutos de rodeo.
Zanskar, India, 
                    Himalaya . Un pequeño pueblo en el paraíso montañoso. 
                    Implacable en invierno. 40 grados bajo cero. Todos los años, 
                    en el trimestre más frío, un grupo de niños acompañados de 
                    sus padres atraviesan tres valles para llegar al internado 
                    de Leh, antigua capital del reino de Ladakh y 
                    donde pasarán el resto del año. No hay carreteras, no hay 
                    caminos. Lo hacen por el único sitio posible. El río 
                    Zanskar helado. La caminata dura varios días, con 
                    noches al abrigo de las cuevas heladas de la ladera. Todos 
                    los años muere algún turista intentando imitar el trayecto 
                    de los niños de Zanskar, más instruidos en las 
                    dobleces y grietas del traicionero hielo…
Para que reflexionen todos aquellos que a pesar de la facilidad que tienen para concurrir a nuestras escuelas, se niegan a hacerlo. 
Un abrazo a todos y cada uno. 











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