jueves, 14 de abril de 2011

FIESTA EN EL CASTILLO

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El pueblo que rodeaba la colina se despertó al oír al mensajero del Marqués que leía un edicto en medio de la plaza. "Se hace saber a todos que nuestro bien amado señor Marqués invita a todos sus buenos y fieles súbditos a participar en la fiesta de su cumpleaños. Cada uno de los que asistan recibirá una agradable sorpresa. Pide a todos un pequeño favor: cada uno de los participantes a la fiesta tenga la cortesía de llevar un poco de agua para llenar el depósito del castillo que está vacío." La leyó varias veces a la proclama y se volvió al castillo. En el pueblo eran muchos los comentarios: - ¡Bah! el tirano de siempre. Le sobran criados para hacerse llenar el depósito. Le llevaré un vaso de agua y ¡basta!. dijo uno. - ¡Que va! siempre ha sido bueno y generoso,¡ yo le llevaré un barril!. dijo otro. - ¡Yo un dedal y sobra!. manifestó otro. -¡ Yo un tonel!. dijo muy entusiasmado otro. Llegó el día de la fiesta y un extraño cortejo subió la colina hasta el castillo. Algunos llevaban al hombro pesados toneles o jadeaban en la cuesta cargados con grandes cubos llenos de agua. Otros mofándose de sus compañeros, llevaban pequeñas garrafas, botellón o, incluso, un vaso de agua en bandeja. La procesión entró en el patio del castillo. Cada uno vaciaba el propio recipiente en el gran depósito. Lo dejaban en un rincón y, luego, se dirigía contento hacia la sala del banquete. Asados y vino, frutas y tartas, bailes y canto se sucedieron hasta bien entrada la tarde. Al anochecer, el señor del castillo dio gracias a todos y se retiró a sus habitaciones. - ¿Y la sorpresa prometida?, exclamaron algunos,contrariados y desilusionados. Otros se mostraban alegres y satisfechos: - El señor Marqués nos ha obsequiado con una fiesta estupenda. Cada uno antes de marchar, pasó a recoger sus vasijas. Estallaron, entonces, gritos cada vez más fuertes. Gritos de júbilo y de rabia. ¡Las vasijas habían sido colmadas hasta el borde de monedas de oro!. -Ay, si hubiera traído un poco más de agua!. dijeron los que se mofaban de los que generosamente y con alegría se sacrificaron llevando toneles y grandes recipientes.
Pero ya era tarde. Recibieron en la misma medida que dieron.
Este cuentito deja una gran enseñanza, reflexionemos sobre ella.

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