jueves, 17 de diciembre de 2009


HERMOSA EXPERIENCIA EN LA ESCUELA DEL TORNERO



Queridos niños/niñas y seguidores del blog, el fin de semana pasado viví una hermosa experiencia visitando la  Escuela del Tornero en el campo invitada por su maestra directora  Zully Álvarez de Varela. Ya al llegar me sentí gratamente impresionada por el cuidado jardín que la adorna y, al entrar, por la prolijidad que reina dentro; sus ventanas con primorosas cortinas recogidas; las plantas que también adorna su interior; en fin, a la vista estaba el esmero de quien está al frente de la Escuela.


Lo que más me llamó la atención fue la concurrencia de los vecinos de toda edad: abuelos, padres, tíos,vecinos, todos estaban allí acompañando a los seis niños que concurren a ella.


Después del acto académico se pasó a lo preparado para el lucimiento de los niños, que mucho se divirtieron mientras cumplían sus actuaciones.


Pero hubo una parte que me tomó de sorpresa y me emocionó mucho, y fue cuando la maestra hizo alusión a el libro "Versitos para mis nietos" y al rescate de lo nuestro en algo tan sencillo como son esos versitos.


Pero ahí no terminó ese pequeño homenaje, cada uno de los niños eligió un versito para decir, y, la única niñita eligió "la mariposita" vestida de mariposa. Todo ¡hermoso!. y, como si eso fuera poco, me regalaron un hermoso ramo de rosas que aún están adornando el living de mi casa.


Después de terminar todo, tuvimos la convivencia, que además estuvo amenizada por los niños de la escuela cantando junto con el esposo de Zully, que los acompañaba con la guitarra.
















En todo momento reinó una gran alegría y solidaridad entre todos los vecinos y, al final se partió una exquisita torta.

Ya era la una de la noche cuando emprendimos el regreso, y, tuve más regalos por el camino: fue ver el cielo estrellado sin luces que opacaran el brillo de las estrellas; parecía que las podía tocar con mis manos, daban la sensación de que estaban más cerca de la Tierra y por lo tanto las veía de mayor tamaño. No me cansé de dar gracias a Dios por ese regalo que fue el broche de oro y diamantes que cerró mi estadía en el campo.

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