jueves, 11 de agosto de 2011

CHINITA LA PALOMITA.


"CHINITA" LA PALOMITA
Basada en un hecho real, fue tal como lo cuento. Con mucho amor Violeta cuidó a Chinita

Chinita todos los días venía a visitar a Violeta

Chinita se enamoró

Había una vez una niña con nombre de flor: se llamaba Violeta.
Haciendo honor a su nombre, era dulce, y muy compasiva con los animales heridos o enfermos, y en su casa, siempre había alguno que ella había encontrado y traído para cuidarlo y curarlo, hasta que estuviera bien y pudiera valerse por sí mismo.
Un día apareció en su patio una palomita con un ala lastimada.; en cuanto Violeta la vio, sintió compasión por aquél pajarito herido y lo tomó a su cuidado. Le puso por nombre Chinita, y, para poder cuidarla preparó un nido en una caja, le puso semillas, agua, y desde ese momento comenzó a tejerse un lazo de amor entre las dos.
De noche ponía la caja al lado de su cama, así la podía ver y hablarle hasta que se dormía.
Fueron pasando los días, Chinita empezó a mejorar, y cuando estuvo bien, Violeta le armó un nido sobre su almohada, así que las charlas eran cada vez más largas y cariñosas. Chinita la seguía por toda la casa, y no sólo eso, cuando Violeta se sentaba a tomar la sopa, ella introducía su piquito en el plato y ¡ella también tomaba!.
Eso no era bien visto por el papá de Violeta, pero no podía impedir que esto se repitiera, porque se habían hecho tan amigas que compartían todo.
Violeta iba a la escuela por la mañana, y la encargada de despertarla todas las mañanas, era Chinita, ¿saben como lo hacía?: con toda suavidad le picaba los párpados, ¡siempre a la misma hora!.¿No es maravilloso que dos seres tan distintos puedan llegar a entenderse y amarse tanto?.
Para sorpresa de Violeta, un día Chinita¡ puso un huevito!, ¡qué alegría!¡ Chinita podía ser mamá!. A pesar de lo mucho que la quería, le permitió que volara hasta un palomar cercano –tal vez de allí vino Chinita- para que se enamorara y encontrara su pareja y pudiera tener hijitos.
Todos los días por la tarde venía a visitar a Violeta; pasaban un rato juntas y luego volvía a su nido, probablemente a atender a sus pichones, que seguramente un día acompañarían a su mamá a visitar a su querida amiga y protectora.
En el corazón de Violeta. quedó grabado para siempre lo vivido con Chinita, su pequeña amiga alada, que hizo posible que pudiera volcar en ella todo el amor que tenía en su corazón de niña por todos los desamparados del Reino Animal.

¡BELLO EJEMPLO DE AMOR ENTRE UNA NIÑA Y UNA DULCE PALOMA!,

























































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