domingo, 8 de noviembre de 2009


"El acto de ver no es algo natural.
Precisa ser aprendido".

Rubem Alves uno de los más admirados y respetados intelectuales de Brasil.

















Queridos niños/as, tomando como base esta frase del gran filósofo y teólogo brasileño Rubem Alves, es que quiero continuar con el tema sobre los Reinos de la Naturaleza, sumamente importante para vuestro desarrollo espiritual, para que sean personas sensibles, amorosas y solidarias en todos los actos de sus vidas.

Les cuento que cuando mis hijos eran niños, salíamos los cuatro con mi esposo en nuestra camioneta y, tomábamos cualquier camino que nos llevara hacia el campo.

Entonces yo, -que soy una enamorada de la Naturaleza-les iba "enseñando" a ver" las formas y colores de los árboles, de la copa, de sus ramas y troncos- sobre todo de los añosos- para que vieran la diferencia entre un árbol joven y uno viejo.

De los colores del campo con sus ondulaciones; a reconocer sus sembradíos, los espejos de agua donde se veían reflejados matorrales y árboles que los bordeaban y, a veces con gran alegría¡ veían alguna garza con sus largas patas y su gran pico buscando en el agua algún pececito para alimentarse, o ¡patitos con su mamá, nadando y disfrutando de las aguas!.
Todo era asombro y risas, ¡qué maravilloso descubrimiento!.

También nos bajábamos y caminábamos buscando semillas, alguna linda piedrita viendo su forma y color, florcitas; todos eran preciosos regalos al alcance de nuestras manos.

Además, si había nubes en el cielo, los hacía ver las formas que iban tomando mientras se movían y que los llenaba de asombro.

Otra de las cosas maravillosas era ver "las puestas del Sol" con sus hermosos colores; sentir que todo se "aquieta", como reverenciando al astro Rey que nos dejaba lentamente como diciendo: "hasta mañana, que descansen y tengan felices sueños". ¿no es hermoso?.

Mis hijos estaban tan acostumbrados a "ver" algo que le pudiera servir a su madre artesana, que siempre me traían pequeñas cosas para que yo utilizara.
Cuando mi hijo tenía 11 años realizó un paseo a Montevideo con sus compañeros de clase. ¿saben que me trajo guardado en el bolsillo de su túnica como un tesoro?... ¡una semilla de jacarandá!, más conocida por "oreja de negro", ya que por su forma y color así lo parece.
Él ahora tiene 44 años, desde entonces la tengo guardada como un tesoro.
¿Se dan cuenta con qué cosa tan sencilla me hizo feliz y él también lo fue al entregármela?.
Ahí está uno de los secretos de la felicidad: saber apreciar las cosas simples que la Naturaleza nos regala en forma permanente.

Y, ¿qué decir cuando descubrimos un arcoiris luego de la lluvia?, ¿verdad que es algo mágico que nos hace abrir los ojos maravillados y exclamar: ¡un arcoiris! ¡un arcoiris! mientras lo señalamos
alborozados; esos colores que luego se diluyen y quedamos llenos de ellos por dentro.

Cuando iba a la escuela, mis cuadernos siempre tenían arcoiris que yo pintaba; amo ese arco de colores tan hermosos, que cual puerta se abre en el Cielo para que nos atrevamos a cruzarla e ir a ese lugar donde todo es Luz, Alegría y Paz.
Ustedes dirán ¿cómo podemos "ver" todo eso?.
Lo harán estando "atentos" a todo lo que los rodea y así podrán "descubrir" un mundo maravilloso que los ayudará a ser felices.
Los encierro en un gran abrazo a todos y cada uno.

1 comentario:

  1. Querida mariposa Hortelia:
    ¡Qué maravilloso es poder seguir recibiendo tu luz a través del ciberespacio! Tu alma generosa, dulce, maternal, tu visión inteligente, con la capacidad de brindar sencillez dentro de la más oscura complejidad y de no dejar indiferente a ningún ser vivo, tu vocación de servicio y vida ejemplar, se traslucen en cada una de las palabras que engarzas con AMOR, tejiendo historias reales pero con una delicadeza especial, para que aprendamos a VER y a sentir nuestra propia naturaleza humana... y a comportarnos en consecuencia, como PERSONAS.
    Pienso como tú, que nada se da fortuitamente y sin carencia de sentido en nuestras vidas. Por lo cual agradezco infinitamente el haberte conocido, pues, sin dudas, debo seguir aprendiendo mucho de ti. Un afectuoso abrazo y nos seguimos comunicando.
    Una mariposa azul...

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