Hoy les traigo un cuentito para los más chiquitos deseando que les guste, junto con un beso grande a todos y cada uno.
Be-Ba la corderita.
Con la llegada de la
Primavera , los campos se vieron poblados de preciosos
corderitos entre los que se destacaban algunos marroncitos, que, cual bombones
de rico chocolate, matizaban el campo.
Era hermoso verlos a todos al lado de sus orgullosas
mamás, quienes con mucho amor los amamantaban.
Parecían de juguete con sus patitas largas, la piel llena de rulos y sus caritas de bebés.
Con el correr de los días empezaron a juguetear y a juntarse unos con otros; retozaban en la verde gramilla,salpicada de
Parecían de juguete con sus patitas largas, la piel llena de rulos y sus caritas de bebés.
Con el correr de los días empezaron a juguetear y a juntarse unos con otros; retozaban en la verde gramilla,salpicada de
flores
multicolores por la presencia de la Primavera ,
mientras sus madres dialogaban. Entre ellas estaban Rula y su hijita Be-Ba.
Un día, unas cotorras vinieron a contarles que Rula y
Be-Ba, serían llevadas a una granja, donde había niños que querían tener un
corderito para jugar con él.
Cuando Rula se enteró, se alegró, y le dijo a Be-Ba: - me contó mi mamá, que
ella fue criada en una casa con niños, y fue muy feliz, ya que la mimaban
mucho. Be-Ba a pesar de que tenía que dejar a sus primos y tíos, también se
sintió contenta, y esperó ansiosa que las vinieran a buscar.
Llegó el día tan esperado, y partieron hacia ese lugar
donde tres niños las esperaban ansiosamente, que al ver a Be-Ba corrieron a
abrazarla y quedaron enamorados de ella.
Las pusieron en el entre-patio, al lado de la casa; a
Be-Ba le ataron una cinta roja al cuello y quedó que parecía una muñeca.
Los niños estaban siempre con ella, hasta que llegaba
la hora en que se marchaban para la escuela cercana, entonces ella los acompañaba
hasta la portera, cual un cariñoso perrito, y luego se volvía con su mamá hasta
que regresaran los niños.
Como era un lugar donde habían otros animales, Be-Ba
se hizo amiga de todos, también de los pájaros y de las pícaras cotorras que
venían todos los días a comer del maizal. Ellas le contaban de lo que veían por
ahí, y se enteró que visitaban el lugar de donde había venido ¡qué alegría!¡
así que conocían a su tía Blanquita y a su prima Bi-Bí!. De inmediato Rula y
Be-Ba, mandaron un cariñoso saludo a todos los familiares y amigos.
Desde ese momento, las cotorras fueron las mensajeras; eso completó la felicidad, ya que donde vivían estaban muy bien cuidadas y
disfrutaban mucho de la compañía y el amor de los niños.
me encantó!!! es tan emocionante y lleno de sentimiento... no me pude contener las lagrimas! el proximo de llamas salvajes!!
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