Hoy, al igual que todos los años armé la corona de Adviento para esperar el nacimiento del Niño Jesús, al que aprendí a amar desde los seis años, cuando me regalaron su imagen en el pesebre. Desde ese momento fue mi Niñito amado, y de aquella imagen conservo su cabecita que guardo con todo amor.
María comienza la "dulce espera". Ella la obediente sierva de Dios, sueña con acunar entre sus brazos al Niño anunciado por el Arcángel Gabriel, al cual llamará Jesús.
! Cuántas cosas sueña María para su Niño!.!Cuántos cantos de amor brotan de su corazón para acunarlo!.
!Como sonríe pensando en Él!, !como se embellece su dulce rostro mientras dialogan sus almas y sus corazones laten al unísono!.
!Qué lentos se deslizan los días y qué sacrificado el viaje a lomo de burro hasta Belén! ; pero los ángeles que la custodian se lo hacen más liviano, y nada puede borrar del rostro de María la alegría de "la dulce espera". Todo es ofrecido al Padre en agradecimiento por haber sido elegida para ser la Madre de Su Hijo, cuyo nacimiento hace aparecer una esplendorosa estrella en el Cielo como testimonio de ese gran acontecimiento que marcará en la historia de la Humanidad el antes y el después de Cristo.Ese Jesucristo que nos viene a enseñar con su ejemplo de Vida, el verdadero Amor, para que fundamentemos la nuestra en Sus principios, para que seamos verdaderos hijos de DIOS, y así poder vivir en paz.
María representa a todas las madres del mundo, y, Ella a su vez es la Madre Universal.
Dulce María, casi una niña ...!qué feliz que fuiste al recibir al Niño en Tus brazos!
Mientras los ángeles cantaban !Aleluya!, los Cielos se regocijaban, y las estrellas aumentaban su titilar y brillo, el tiempo se detuvo y el mundo dejó de girar.
Tal vez ha sido la única noche en que reinó la verdadera Paz
Un abrazo a todos y cada uno.
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