Hoy les traigo a un escritor uruguayo y periodista del cual leí en mis tiempos de escolar algunos de sus libros de cuentos.
Fue un escritor de literatura infantil, nacido en Rocha en 1876;por avatares de la vida se fue a radicar en Argentina donde murió en 1954.
Fue el creador de la revista Billiken entre otras, tan conocida por los escolares, pues a ellos estaba dirigida.
Sus cuentos más conocidos: La hormiguita viajera, El mono relojero, Misia Pepa y muchos más, fueron el deleite de nuestra niñez.
Su nombre: Constancio C Vigil
Todo esto se debe, porque una amiga docente me acercó su libro Marta y Jorge, que conserva desde que iba a la escuela en 1965, -luego como maestra lo compartió con sus alumnos- y en él encontré justamente un tema que me sirve como ejemplo de la crueldad que cometemos al tener pájaros enjaulados, por más que estén bien cuidados.
¡Gracias Amandita!.
En este libro encontré un tema que me gustó mucho: El cardenal.
Les transcribo el escrito:
El cardenal prisionero
Buscaba una mañana de primavera el desayuno para mis hijitos. Vi comida entre alambres, salté para probarla y quedé preso. Mi afligida compañera me decía: - ¡Ven! ¡Ven ligero! ¡Volvamos a nuestro nido!
Y sus píos eran llanto cuando vio que me llevaban encerrado.
¡Ya no la vi nunca más! ¡Nunca más vi a mis hijitos!.
Se acabaron el bosque, el arroyuelo, las magníficas auroras, las despedidas al sol, al caer la tarde, cuando todos los pájaros nos reuníamos y volando jugábamos a quién lo veía más tiempo mientras desaparecía en el horizonte.
Ahora, ya no soy un pájaro, ¡soy una pena enjaulada!.
Se va un día, viene otro ... ¡y nunca llega el de mi libertad!.
¿Podéis decirme que crimen he cometido?.
¿Verdad que leer esto hace doler el corazón?
Ese sufrimiento se le provoca a los pájaros cuando los encerramos en una jaula.
Dejémoslos libres, nacieron para vivir en libertad igual que nosotros.
Ahora les cuento esto que lo viví hace poco:
Tengo una amiga muy querida que vive en el campo, su jardín es muy visitado por los preciosos cardenales; quiso tener uno, y tal cual lo dice lo escrito por Vigil, logró cazarlo.
Cuando me enteré le pedí que por favor lo soltara, los pájaros son para vivir en libertad, pero ella lo cuidaba con un gran esmero, le hablaba,le puso por nombre Perico, y, con el correr de los días el se fue adaptando al encierro, además era visitado por otros cardenales, que seguramente lo oían cantar.
Cada lunes que la iba a visitar le pedía que lo liberara, y un día ¡lo hizo!!!.
Me cuenta, que todas las mañanas Perico los viene a visitar, les brinda su cantos desde el gran árbol de paraíso que tienen en el jardín, eso los llena de alegría, él no los olvidó. A pesar de que lo tuvieron privado de libertad, él les agradece el cariño que le dieron.
Tengo un versito escrito que acá les dejo:
El cardenal
Cual gorrito frigio su copetito
adorna la cabeza del pajarito
que regala a los campos
sus dulces trinos
alegrando la vida del campesino.
Su copetito rojo se yergue ufano
mostrando su belleza por todos lados.
Un abrazo a todos y cada uno.
Al igual que ud, me deleite en infancia escolar con los cuentos e historias d C. Vigil. Aprovecho para preguntale si sabe en que libro Vigil relata la historia de Los Letrero del carbonero, del lechero y del vendedor de pescado. Le ruego escribirme a mi correo. Otra informacion: como conseguir los libros de Vigil, pues ahora soy el Capellán de un escuela parroquial para niños de hogares pobres y espero fomentar la lectura de los libros de Vigil frente a tantos dibujos animados sin enseñanzas ni mensajes edifican tes. Espero recibir sus noticias. Dios le bendiga. Piura, Perú.
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