viernes, 9 de agosto de 2013

EN BUSCA DEL SABER.


Estas imágenes me han resultado muy impactantes por su crudeza. Me muestran una realidad que no conocía con respecto a la odisea de esos niños de distintas partes del mundo que sienten la necesidad interior de ir a la escuela a pesar de todos los riesgos que corren sus vidas. ¡Qué héroes!. son dignos de todo elogio!.
 Nuestro pequeño país sin grandes elevaciones, con su suelo suavemente ondulado, no le ofrece al escolar que vive en el campo impedimentos para llegar a la escuela, simplemente se sirven de un manso caballo y pueden ir a ella con facilidad..
¡Pero estos niños que nos muestran las imágenes son verdaderos héroes en busca de   su escuela.
Llegue mi admiración a todos los que como ellos, van en busca de la Luz del Saber.


Más de 12 millones de nepalíes viven en las inmediaciones del Himalaya. La zona con más montañas y más altas cumbres de todo el planeta. No hay casi carreteras, ni autopistas, ni paradas de autobús. Un territorio seccionado por mil valles y otros tantos ríos acaudalados que impiden el normal tránsito entre pueblos y aldeas. Los niños usan puentes artesanales hechos con tablones, cuerdas y poleas improvisadas, como las yincanas de aventura que tanto te gustan pero sin arneses ni doble sujección de seguridad. Durante décadas, esa falta de seguridad, ha causado infinidad de accidentes a muchos niños como tú que se levantan de madrugada solo para poder llegar a tiempo al colegio. Afortunadamente varias ONGs se encargan hoy de construir puentes y góndolas seguras para mitigar la siniestralidad. Esos niños se morirían de ganas por poder ir como nosotros en coche y calentitos al colegio.


Mira a estos niños. No saben lo que es una piscina pero se bañan todos los dias para ir al colegio. Tienen que cruzar un caudaloso río para llegar a la escuela. Y lo hacen a diario. Haga frío o calor. Hồ Khong, un niño com tú de la escuela primaria Hung, en el distrito de Minh Hoa, en Vietnam; nos lo cuenta:
“La profundidad es de unos 20 metros y la corriente es grande, a veces asusta. Pero como queremos ir a la escuela para aprender para tener un trabajo profesional y con ello un futuro mejor, corremos el riesgo de cruzar a nado el río.”
Para ello llevan unas grandes bolsas de plástico donde meten sus ropas y libros. Nada de estupendas mochilas de Barbie  impermeables y con ruedas. Las inflan para fabricar su flotador-guía y cruzan diariamente los 15 metros de río. En temporada de lluvias faltan hasta un mes al colegio. El caudal crece demasiado y sería peligrosísimo intentarlo. Se los llevaría la corriente para siempre.

La guerra civil (esa guerra entre hermanos de un mismo país que termina siempre destruyéndolo) terminó en Angola en 2002, pero su fantasma sigue enterrado por todo el territorio en forma de minas y artefactos bélicos. Esas bombas que ponen bajo tierra los mayores para que los niños las pisen sin querer mientras juegan o caminan hacia el colegio. Miles de hectáreas de tierra virgen y rica permanecen improductivas por esas ‘semillas explosivas’. Son muy difíciles de destruir porque están muy bien escondidas e interfieren siempre en la vida de los más débiles, niñas como la de la foto, o como tú. A pesar de las ratas antiminas que utilizan para desactivarlas, 80.000 accidentes en 20 años convierten el camino a la escuela en una aventura a vida, muerte o condena a llevar muletas de madera el resto de su existencia. Todo por aprender a ser mejor persona y evitar repetir el legado de los que se dicen llamar sus maestros.
 



Imagina que para ir a trabajar tienes que hacer 200 km andando y cruzando barrancos de 500 metros de altura, agarrado a las rocas y sobre ríos congelados. Imagina que tardas dos días en llegar, vadeando cuatro ríos, cruzando puentes desvencijados y angostos caminos de tan solo unos centímetros de anchura sobre las punzantes rocas. Imagina ahora que no eres Tintín o un superhéroe de ClanTv sino una niña como tú que solo quiere ir a aprender al colegio… Aproximadamente unos 80 niños se juegan la vida diariamente y eligen el riesgo del atajo por las paredes verticales de Pili, un pueblo del norte de la región china de Xinjiang Uygur. Un espectáculo que bien parece un concurso televisivo infantil de pruebas físicas para ganar un viaje a Euro Disney.

Cinturones abrochados, elevadores de seguridad según normativa europea, sillitas reglamentarias, capazos con arneses… Todo eso que repasamos en cada viaje al colegio es un cuento chino para estos niños. En Pematangsiantar, Indonesia (foto superior) o en Baghpat, India (foto inferior) nadie entiende ese vocabulario. Se alquilan al hacinamiento en vehículos de tracción variable a cambio de llegar a tiempo a la escuela. Puede parecer divertido pero… ¿Te imaginas qué pasaría si el conductor da un frenazo brusco porque se le cruza un perro en su camino?


17 de enero de 2012. Las lluvias torrenciales arrastran todo tipo de maleza sobre el crecido río Ciberang, a su paso por la aldea Sanghiang Tanjung, en la provincia Indonesia de Bateng. La fuerza de la corriente golpea y daña los pilares del puente comunal (construido en 2001) que une el pueblo con el suburbio de la escuela. El paso queda muy dañado pero no impide que desde ese día los niños lo sigan cruzando a duras penas para ahorrarse 30 minutos de rodeo.
Zanskar, India, Himalaya . Un pequeño pueblo en el paraíso montañoso. Implacable en invierno. 40 grados bajo cero. Todos los años, en el trimestre más frío, un grupo de niños acompañados de sus padres atraviesan tres valles para llegar al internado de Leh, antigua capital del reino de Ladakh y donde pasarán el resto del año. No hay carreteras, no hay caminos. Lo hacen por el único sitio posible. El río Zanskar helado. La caminata dura varios días, con noches al abrigo de las cuevas heladas de la ladera. Todos los años muere algún turista intentando imitar el trayecto de los niños de Zanskar, más instruidos en las dobleces y grietas del traicionero hielo…
Para que reflexionen todos aquellos que a pesar de la facilidad que tienen para concurrir a nuestras escuelas, se niegan a hacerlo.
Un abrazo a todos y cada uno.

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