Esta es una hermosa historia real, que ocurrió en un zoológico de Estados Unidos.
Un pequeño orangután de tres años perdió a sus padres y, como consecuencia de ello, de él se apoderó una gran tristeza; se negaba a comer y los veterinarios veían de que pronto moriría ya que los tratamientos que le hacían para sacarlo de esa depresión no daban resultado.
Pero, he aquí, que un día en las cercanías del zoológico encuentran un perro ya mayor que estaba perdido; lo llevan a la sala en que atienden a los demás animales que necesitan atención médica, donde también se encontraba el triste huérfano.
Pués ... ¡oh milagro!, en cuanto el perro vio al monito enseguida se acercó a él, y, de ahí en más se hicieron grandes amigos y el monito se recuperó de su depresión como por arte de magia, ¡había encontrado un amigo!.
Pasan todo el tiempo juntos, y, como al monito le encanta nadar pero le tiene temor al agua, su amigo lo ayuda y juntos lo pasan muy bien disfrutando del agua.
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