Un pichoncito encontré caído …
con su alita rota gritando …¡ pío! … ¡pío! ...
Viéndolo indefenso … yo lo levanté …
Y le dije … pequeño … yo te curaré …
Lo cuidé con mimo … y cuando estuvo bien …
lo dejé en el suelo …
donde a su llamado llegó su mamá
quien con gran paciencia le enseñó a volar
para así llevarlo ¡de vuelta al hogar!.
¡Qué vueles feliz pequeñito mío,
que me diste la oportunidad
de poder cuidarte y de amarte más!
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