sábado, 2 de mayo de 2015

LA SEQUíA...


Nuestro pequeño país eminentemente agrícola-ganadero, ya hace meses que viene sufriendo una gran sequía;  a veces regada por alguna escasa lluvia en distintas partes del país, que, frente a la resequedad de la tierra por las altas temperaturas, es apenas un rocío.
Esta situación ha sido motivo de lo escrito.



                             
   UNIR EL CIELOLA TIERRA

En estos momentos tan dramáticos que está viviendo el Uruguay, en que la Naturaleza nos niega el agua, creo que como nunca miramos el Cielo.
Lo miramos en busca de las nubes oscuras que nos anuncien una lluvia salvadora. Miramos el Cielo porque antes hemos mirado la tierra, de la que han desaparecido las pasturas y en su lugar se ven raíces secas junto con las heridas abiertas por falta de agua. Son bocas sedientas, que claman al Cielo el bálsamo que las cerrará y que devolverá a la tierra su superficie verde, y jugosa en pasturas que tanto se necesita.
Miramos nuestra cañadas y arroyos con dolor y elevamos los ojos al Cielo clamando ayuda.
Este pequeño y maravilloso país está sufriendo. No solo sufre el hombre, que ve desaparecer su sustento, sino que sufre la Madre Tierra y todo lo que la habita.
¿ Es esto un holocausto de los Reinos ; ¿ a este sacrificio lo hacen para trasmitirnos algún mensaje?.
¡ Tanto nos ama Dios-Padre que nos sacrifica para hacernos entender lo que debemos cambiar!; que no ha sido correcta nuestra actitud frente a los Reinos; que estamos cometiendo faltas que debemos corregir. Hemos dilapidado lo que se nos dio en abundancia. Mientras que en otros países el exceso de lluvias destruye y entierra poblaciones, nosotros estamos siendo destruidos por falta de ella.
Ellos  también unen con su mirada el Cielo y la tierra pidiendo que deje de llover. Todos hemos cometidos faltas y los Reinos y los de la Naturaleza nos lo hacen ver de la forma que más nos duele. ¿ QUÉ TENEMOS QUE APRENDER?. No hay duda que hemos hecho mal uso de la riqueza que se nos ha dado.
Aprendamos a usarla correctamente sin ambicionar lo perecedero. Usemos el oro líquido que es el agua, no solo la de la superficie, sino también el agua de sus napas, ya que COMO ES ARRIBA ES ABAJO. Dejemos de plantar eucaliptos ( en otros paises declarados plaga nacional) que en poco tiempo su venta llena las arcas de unos pocos; tengamos CONCIENCIA de que ella puede ser extraída para beneficio de los cultivos, del ganado y de las familias que viven en el campo cuyos pozos se secan y deben muchas veces desplazarse con gran sacrificio a grandes distancias para acceder a ella.
Que entre el Cielo y la tierra esté el corazón del Hombre gobernando nuestro Ser, para así ACTUAR CON CONCIENCIA y no tener que aprender a través de dolorosas lecciones como ésta que estamos viviendo.


SEQUÍA
La sequía tiene nuestros campos yertos...
todo se entristece...la tierra se agrieta...
se silencia el viento...
Los campos nos hablan de sueños deshechos. Todo se transforma...
El rostro del hombre en su soledad
se llena de surcos como su heredad...
El cielo nos niega su dulce libar
¡es culpa del hombre que en su terquedad
castiga la tierra sin mirar atrás!

La sequía tiene nuestros campos yertos...
Miremos adentro de nosotros mismos
si se ha secado el contenido
del Agua de Vida que nos diera el Hijo
para alimentarnos regando este suelo
con buenas acciones como se merece
y no verla sufriendo como ahora acontece.

Que como José, sepamos leer en las señales para tomar las previsiones necesarias y evitarnos tanto sufrimiento.
Un abrazo a todos y cada uno.

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