Hoy revisando MIS DOCUMENTOS, encontré muchas cosas que no recordaba haberlas guardado, entre ellas estos cuentitos que me resultaron llenos de esencia para reflexionar mucho.
Los tres son un reflejo de la humanidad, que ha caído en la ambición personal sin mirar al prójimo. La ambición lo está llevando en una rápida pérdida de los valores que siempre sustentaron a la sociedad.
Cuenta una antigua alegoría
Judía,
que una vez un hombre muy rico
fue a pedirle un consejo a un rabino.
El rabino lo tomó de la mano,
lo acercó a la ventana y le dijo:
"Mira".......
El rico miró por la ventana a la calle.
El rabino le preguntó
¿Qué ves?.
El hombre le respondió?
"veo gente".
fue a pedirle un consejo a un rabino.
El rabino lo tomó de la mano,
lo acercó a la ventana y le dijo:
"Mira".......
El rico miró por la ventana a la calle.
El rabino le preguntó
¿Qué ves?.
El hombre le respondió?
"veo gente".
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El rabino
volvió a tomarlo de la mano
y lo llevó ante un espejo y le dijo:
"qué ves ahora"?
El rico le respondió
"Ahora me veo yo".
El rabino le contestó
"Entiendes?".....
En la ventana hay vidrio y en el espejo hay vidrio.
Pero el vidrio del espejo tiene un poco de plata.
Y cuando hay un poco de plata
uno deja de ver a la gente
y comienza a verse
solo a sí mismo.
y lo llevó ante un espejo y le dijo:
"qué ves ahora"?
El rico le respondió
"Ahora me veo yo".
El rabino le contestó
"Entiendes?".....
En la ventana hay vidrio y en el espejo hay vidrio.
Pero el vidrio del espejo tiene un poco de plata.
Y cuando hay un poco de plata
uno deja de ver a la gente
y comienza a verse
solo a sí mismo.
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EL AVARO Y EL ORO
Un avaro vendió todo lo que tenía de más y compró una pieza de oro, la cual enterró en la tierra a la orilla de una vieja pared y todos los días iba a mirar el sitio.
Uno de sus
vecinos observó sus frecuentes visitas al lugar y decidió averiguar que pasaba.
Pronto descubrió lo del tesoro escondido, y cavando, tomó la pieza de oro,
robándosela.
El avaro, a
su siguiente visita encontró el hueco vacío y jalándose sus cabellos se
lamentaba amargamente.
Entonces
otro vecino, enterándose del motivo de su queja, lo consoló diciéndole:
- Da gracias
de que el asunto no es tan grave. Ve y trae una piedra y colócala en el hueco.
Imagínate entonces que el oro aún está allí. Para ti será lo mismo que aquello
sea o no sea oro, ya que de por sí no harías nunca ningún uso de él.
Valora las
cosas por lo que sirven, no por lo que aparentan.
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EL SABIO
En
un oasis escondido entre los mas lejanos paisajes del desierto, se encontraba
el viejo ELIAHU de rodillas, a un costado de algunas palmeras datileras.
Su vecino HAKIM, el acaudalado mercader, se detuvo en el oasis a abrevar sus
camellos y vio a ELIAHU transpirando, mientras parecía cavar en la arena.
-Que tal anciano? La paz sea contigo.
-Contigo- contesto ELIAHU sin dejar su tarea.
-Que haces aquí, con esta temperatura, y esa pala en las manos?
-Siembro- contesto el viejo.
-Que siembras aquí, ELIAHU?
-Dátiles -respondió ELIAHU mientras señalaba a su alrededor el palmar.
-Dátiles!!!- repitió el recién llegado, y cerró los ojos como quien escucha la mayor estupidez.
-Dime, amigo: Cuantos años tienes?
-No se... sesenta, setenta, ochenta, no se... lo he olvidado... pero eso que importa?
-Mira amigo, los datileros tardan mas de 50 años en crecer y recién después de ser palmeras adultas están en condiciones de dar frutos. Yo no estoy deseándote el mal y lo sabes, ojalá vivas hasta los 101 años, pero tu sabes que difícilmente puedas llegar a cosechar algo de lo que hoy siembras. Deja eso y ven conmigo.
-Mira Hakim, yo comí los dátiles que otro sembró, otro que tampoco soñó con probar esos dátiles. Yo siembro hoy, para que otros puedan comer mañana los dátiles que hoy planto... y aunque solo fuera en honor de aquel desconocido, vale la pena terminar mi tarea.
-Me has dado una gran lección, ELIAHU, déjame que te pague con una bolsa de monedas esta enseñanza que hoy me diste - y diciendo esto, HAKIM le puso en la mano al viejo una bolsa de cuero.
-Te agradezco tus monedas, amigo. Ya ves , a veces pasa esto: tu me pronosticabas que no llegaría a cosechar lo que sembrara. parecía cierto y sin embargo, mira, todavía no termino de sembrar y ya coseche una bolsa de monedas y la gratitud de un amigo.
-Tu sabiduría me asombra, anciano. Esta es la segunda gran lección que me das hoy y es quizás mas importante que la primera. déjame pues que pague esta lección con otra bolsa de monedas.
-Y a veces pasa esto -siguió el anciano y extendió la mano mirando las dos bolsas de monedas-: sembré para no cosechar y antes de terminar de sembrar ya coseche no solo una, sino dos veces.
-Ya basta, viejo, no sigas hablando. Si sigues enseñándome cosas tengo miedo de que no me alcance toda mi fortuna para pagarte.
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-Que tal anciano? La paz sea contigo.
-Contigo- contesto ELIAHU sin dejar su tarea.
-Que haces aquí, con esta temperatura, y esa pala en las manos?
-Siembro- contesto el viejo.
-Que siembras aquí, ELIAHU?
-Dátiles -respondió ELIAHU mientras señalaba a su alrededor el palmar.
-Dátiles!!!- repitió el recién llegado, y cerró los ojos como quien escucha la mayor estupidez.
-El calor te ha dañado el cerebro, querido amigo. Ven, deja esa tarea y vamos a
la tienda a beber una copa de licor.
-No, debo terminar la siembra. Luego si quieres, beberemos...-Dime, amigo: Cuantos años tienes?
-No se... sesenta, setenta, ochenta, no se... lo he olvidado... pero eso que importa?
-Mira amigo, los datileros tardan mas de 50 años en crecer y recién después de ser palmeras adultas están en condiciones de dar frutos. Yo no estoy deseándote el mal y lo sabes, ojalá vivas hasta los 101 años, pero tu sabes que difícilmente puedas llegar a cosechar algo de lo que hoy siembras. Deja eso y ven conmigo.
-Mira Hakim, yo comí los dátiles que otro sembró, otro que tampoco soñó con probar esos dátiles. Yo siembro hoy, para que otros puedan comer mañana los dátiles que hoy planto... y aunque solo fuera en honor de aquel desconocido, vale la pena terminar mi tarea.
-Me has dado una gran lección, ELIAHU, déjame que te pague con una bolsa de monedas esta enseñanza que hoy me diste - y diciendo esto, HAKIM le puso en la mano al viejo una bolsa de cuero.
-Te agradezco tus monedas, amigo. Ya ves , a veces pasa esto: tu me pronosticabas que no llegaría a cosechar lo que sembrara. parecía cierto y sin embargo, mira, todavía no termino de sembrar y ya coseche una bolsa de monedas y la gratitud de un amigo.
-Tu sabiduría me asombra, anciano. Esta es la segunda gran lección que me das hoy y es quizás mas importante que la primera. déjame pues que pague esta lección con otra bolsa de monedas.
-Y a veces pasa esto -siguió el anciano y extendió la mano mirando las dos bolsas de monedas-: sembré para no cosechar y antes de terminar de sembrar ya coseche no solo una, sino dos veces.
-Ya basta, viejo, no sigas hablando. Si sigues enseñándome cosas tengo miedo de que no me alcance toda mi fortuna para pagarte.
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Cuento tradicional de la India
-¿Así que quieres atrapar monos?, dijo el guía africano. –¡No hay problema! Podemos usar trampas, redes, armas…
-Ese es el problema, amigo mío- sonreía el distinguido profesor que estaba conduciendo una expedición de científicos al continente africano. -Queremos atraparlos, pero vivos, sin ninguna herida, para que puedan ser transportados sanos y salvos hasta nuestro país.
Los miembros de la expedición se pusieron todos de acuerdo, sabían que las trampas convencionales a menudo resultaban lesionando e hiriendo a los animales atrapados en ellas. La idea era no dañar a los monos, sino estudiar su hábitat desde un ángulo más cercano. De manera que unieron sus mentes para tratar de solucionar el problema.
Finalmente hallaron la solución. Consiguieron pequeños jarros con cuellos largos, dentro de cada uno ubicaron un puñado de maníes y los ataron a los árboles. Un gran número de estos jarros fueron ubicados en la selva, en diferentes puntos estratégicos donde frecuentaban los primates.
Habiendo olfateado los maníes, los monos metieron sus manos en los jarros, confiando en que sus garras se introducirían en los mismos para asegurarse la comida. Pero para ellos el problema surgió cuando quisieron sacarlas. Por más que se esforzaban al máximo, no podían liberarse.
Como consecuencia, los monos se quedaron allí, gritando, incapaces de escapar con su botín, ni tampoco de dejarlo en donde estaba, hasta que fueron capturados uno por uno.
Si tan solo hubieran abierto sus manos y soltado lo que tanto aferraban, hubieran escapado a toda costa y no sabe soltar ni liberar lo que tiene oprimido, nunca logra escapar indemne y queda prisionero de su propio apego.tranquilamente, ya que la palma abierta de la mano hubiera salido del recipiente con la misma facilidad con que entró, mientras que es obvio que un puño cerrado, un puño que aferra, que quiere poseer no lo logra.
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Termino poniéndole el punto final con estas palabras de Gandhi:
Gandhi: La vida es un espejo
que todos son
malos, si yo los odio;
que hay caras sonrientes, si les sonrío; |
que hay caras amargas,
si estoy amargado;
que el mundo está
feliz, si yo soy feliz;
que la gente es
enojona, si yo soy enojón;
que las personas son
agradecidas,
si yo soy agradecido.
si yo soy agradecido.
La vida es como un
espejo:
Si sonrío, el espejo me devuelve la sonrisa.
La actitud que tome frente a la vida,
es la misma que la vida tomará ante mí.
Si sonrío, el espejo me devuelve la sonrisa.
La actitud que tome frente a la vida,
es la misma que la vida tomará ante mí.
El que quiera ser
amado, que ame".
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Espero les haya gustado.
Un abrazo a todos y cada uno.
Un abrazo a todos y cada uno.
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