A esta carta ya la publiqué hace un tiempo, pero viendo como está el clima en estos momentos , he decidido hacerlo nuevamente.
Nuestro Uruguay está siendo castigado: primero por temperaturas de más de 40º y 45º, que hacía irrespirable la atmósfera, luego de eso, por copiosas lluvias que están provocado evacuaciones en la capital y en distintos departamentos del país ; sembradíos perdidos, quintas de frutales, viñas, praderas de forraje para el ganado, todo cubierto de agua; una turbonada voló el techo a 40 familias en un grupo de casa en una localidad del interior. Todo es dolor frente a tantos hechos provocados por los fenómenos climáticos. Llueve, llueve y llueve.Familias enteras pierden lo poco que tenían y se encuentran viviendo en refugios ayudados por la solidaridad de quienes no les ha tocado vivir esas instancias tan dolorosas. Es una verdadera catástrofe para mi pequeño y amado país.
Frente a estos hechos, algunas personas están tomando conciencia de que esto que nos está ocurriendo tiene su causa, y por lo tanto su efecto.Están dándose cuenta que esto no es "un castigo de Dios", somos nosotros mismos los que hemos provocado la reacción de los devas de los Reinos de la Naturaleza, que están diciendo ¡BASTA! ante tanta agresión a la MADRE TIERRA. Ella tiene que purificarse de todos los venenos que el hombre, en su afán de producir más usa para sacar más provecho de ella.
Un productor rural hace ya un tiempo me decía que a orilla de los arroyos no quedan ni caracoles, ¡todo han exterminado! ¡qué horror!, ¡hasta donde llega la inconsciencia del hombre!. Está ciego y sordo a las señales que les envían para que reaccione a tiempo, antes de que tenga que decir:¡SEÑOR! ¡SEÑOR! pidiendo ayuda luego de cometer tantos errores.
Cada vez nos están advirtiendo más seguido, ¿atenderemos esas luces rojas de peligro.?
PERDÓNAME...
Amada Señora Madre Tierra, ¡cuántas cosas quisiera decirte,
para poder aliviar en algo tu tremendo sufrimiento de siglos y pidiéndote
perdón por todo el daño que te he hecho a través de las edades!. Estaba
“dormida” … sin conciencia, pero hoy que estoy despertando, lo asumo y lo sufro
con todo mi corazón y por todo ello te prometo ser tu fiel defensora donde
quiera que me encuentre y así reparar en algo mis errores.
En estos momentos en que tus reinos nos están cercando con
sus terremotos, tornados, inundaciones, sequías … recién estamos tomando
conciencia de todo el mal que te hemos hecho a lo largo de los siglos.
Cuando prácticamente no queda un lugar sobre tu superficie y
en tus entrañas que no hayamos contaminado, recién nos damos cuenta de que te
estamos matando,
destruyendo el hogar donde encontramos nuestro sostén
físico, nuestro sustento, nuestra supervivencia … ¡nuestra vida!.
Tú, que nos das la oportunidad de volver una y otra vez; que
nos recibes amorosamente con toda la riqueza que sustentas para poder crecer
como almas y desarrollarnos como verdaderos seres humanos, viviendo en armonía
con todos tus reinos, ves impotente como cada vez contaminamos más tus mares y
ríos; saqueamos tus riquezas minerales;
abusamos de tus reinos animal y vegetal, creando cada día
tecnología más avanzada que necesita de grandes chimeneas que lanzan a la
atmósfera humo contaminante, o deshechos químicos que van a envenenar los mares
y los ríos matando toda la vida que en ella existe.
Se talan tus selvas y montes, verdaderos pulmones del
planeta, dejando sin hábitat a miles de
especies de animales, llevándolos a una pronta extinción. Con ello estamos
cambiando tu clima, amado planeta y te ves obligado a través de tus reinos a
castigarnos por nuestra insanía.
Alteramos la cadena ecológica que une a todos los reinos;
destruimos el orden divino creado por Dios para una convivencia pacífica y amorosa.
Somos crueles destructores de todo lo bueno y bello que
existe en ti, y luego lloramos y nos desesperamos cuando nos vemos golpeados
por los fenómenos climatéricos. Le echamos la culpa a Dios de todo lo que nos
pasa, sin preguntarnos antes: ¿ por qué están ocurriendo y tanto nos hacen
sufrir?. Ellos se llevan todo lo que hemos logrado en el transcurso de nuestra
vida; son miles de seres que pierden la vida y otros quedan en la indigencia,
todo se lo llevó el agua, el viento, el terremoto, el desplazamiento de tierra,
la erupción de un volcán …
Madre Tierra, tú, nos hablas a través del los reinos, pero
no escuchamos tus voces de advertencia atrapados por nuestra ambición, tratando
de acumular bienes materiales que luego perdemos en cualquier momento, ya que
nada es nuestro.
Amada Madre Tierra, que tus hijos despierten a tiempo para
poder salvar lo poco que va quedando e ir con mucho amor curando tus profundas
y dolorosas heridas que te hemos infringido a lo largo de nuestra vida.
Hortelia Diaz de Otero
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