LA LECCIÓN DEL CARACOLITO.
Iba un caracolito de paseo a visitar a unos amiguitos que hacía tiempo no veía, y, aunque sabía de ellos por unas mariposas amigas, al ver el día tan lindo decidió darles una sorpresa.
Después de mucho andar, ¡oh!, ¡se encuentra ante un gran inconveniente!, ante él se habría un abismo que le impedía continuar, y eso sí, que no lo esperaba.
Él miró, y miró aquello y pensó: - no puede ser que yo deje de ir hasta donde están mis amigos, con los deseos que tengo de verlos; algo tengo que hacer.
Entonces se dijo: - no me doy por vencido, intentaré alcanzar la otra orilla; mi cuerpo es muy elástico y tal vez logre estirarlo hasta que mi cabeza toque el otro borde.
Sin perder tiempo empezó a estirarse, estirarse, estirarse, hasta que logró que su cabeza llegara hasta donde él quería; ¡uf!, ¡vaya esfuerzo!.
- Ahora - dijo - tengo que agarrarme bien, para poder ir trayendo mi cuerpo hacia mí, así que siguió esforzándose para no caer y poder cruzar hacia la otra orilla, para ello puso todo su empeño y lo logró.
Luego de recuperarse por el esfuerzo realizado, continuó feliz su camino hacia donde estaban sus amigos.
Cuando llegó fue recibido con mucha alegría y, luego cuando supieron de lo acontecido, se alegraron mucho más y agradecieron su visita. ¡Qué gran amigo tenían!. Así que lo invitaron a que pasara una larga temporada con ellos y luego vería si volvía o no, al lugar de donde vino.
¡Hermosa lección de un pequeño ser del Reino Animal!
Él nos demostró que: ¡Querer es poder!.
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