ESOPO

Queridos niños: les cuento que tengo una amiga que es la propietaria y directora de el diario El Buscador, la señora Esnelda Dárdano.Hace ya tiempo que tuvo (para mí) la feliz idea de publicar todos los días las Fábulas de Esopo, las cuales coleccioné y hoy las puedo compartir con todos ustedes, que espero les gusten. Estas fábulas eran unas de mis lecturas preferidas cuando iba a la escuela, pues ellas destacan los Valores que deben guiar nuestra vida para ser personas de bien cuando seamos adultos, pero los tenemos que cultivar desde nuestra niñez, aprendiendo a ser buenos compañeros, solidarios,tolerantes, alegres, agradecidos, amorosos, responsables, para llegar a adultos siendo un ejemplo para la sociedad.

El creador de estas fábulas se llamaba Esopo, y nació hace muchos siglos en Grecia. Era hijo de una esclava y nació débil y y deforme, era bajo y jorobado, pero muy inteligente y su amo le permitió que se instruyera.

Hay un relato (el cual saqué de mi libro Trabajo de 4º año de la escuela) que muestra su inteligencia, que lo sacó de una injusta acusación. Dice así:

Hallándose Esopo en la escuela, el maestro los tuvo que dejar solos, por un momento, y todos menos Esopo penetraron en el jardín del maestro y le robaron la mejor fruta de una higuera.Cuando regresó el maestro y vio lo que sus alumnos habían hecho, dijo que iba a castigar severamente al culpable.

Todos los discípulos culparon injustamente a Esopo.

Él afirmó que era inocente, pero todos lo acusaban. Un esclavo fue el encargado de atarlo a un árbol para darle veinte azotes.

Pero antes de que lo castigaran le pidió al maestro de que le permitiera beber un vaso de agua tibia. Una vez que lo bebió, se puso los dedos en la garganta y vomitó el agua que había tomado, que era lo único que tenía en el estómago.Esopo suplicó a su maestro que sometiera a igual prueba a sus acusadores.

Bien pronto se vió quien los había robado. Así fue que Esopo probó su inocencia.La vida de Esopo está llena de episodios de esta naturaleza. Fue un gran moralista. Pretendió corregir a los vicios de su tiempo por medio de las fábulas de la que es el verdadero creador.

Lo lograba poniendo en boca de los animales lo que quería enseñar.