Acá les traigo uno de mis cuentitos para los más chiquitos, con un beso grande a todos y cada uno.
LOS GUSANITOS CURIOSOS.
Papá y mamá gusanos vivían muy felices con sus hijos Gugú y Gugui en un frondoso bosque, donde tenían alimento en abundancia, en las dulces y tiernas flores y en las jugosas hojas.
Cuando despertaban por la mañana, el bosque ya estaba poblado de trinos de pájaros, aleteos de mariposas, de arañas tejiendo sus telas, hormigas con sus cargas.
Todo era movimiento y sonidos en aquel lindo lugar, también habitado por duendes y gnomos, esos juguetones seres de la Naturaleza, que con la luz del día se esconden para salir por las noches a hacer sus rondas a la luz de la luna.
Gugú y Gugui, tenían muchos amigos con quienes jugar y compartir todo aquello.
Sus amigas, las mariposas, les contaban de sus vuelos a lugares muy hermosos, donde crecían flores multicolores y perfumadas, que eran muy visitadas por abejas, avispas, picaflores, mangangás, para libar de su miel, y contarles de los lugares que visitaban, como lo hicieron con ellos.
De tanto escuchar a las mariposas, sintieron deseos de ver aquellos lugares, pero por sus propios medios era imposible, ya que su lento andar y los peligros que los acecharían, los hacía renunciar al paseo.
Todos en el bosque sabían de sus deseos de poder visitar otros lugares, y fueron varios los que se ofrecieron a llevarlos, entre ellos, ratoncitos y pájaros.
Tras consultar con sus padres, abuelos, primos y amigos, Gugú y Gugui decidieron
aceptar la invitación de una palomita blanca, muy dulce y bonita.
Se pusieron de acuerdo del día en que emprenderían la aventura. Así que, papá, mamá, amigos, y el resto de la familia los despidieron cuando subieron al lomo de la palomita que los llevaría a cumplir sus sueños.
Cuando levantó vuelo, sintieron un escalofrío, ¡nunca habían subido tan alto!, ¡qué emocionante!,¡ qué diferente se veía todo!: iban riendo felices por lo que estaban viviendo. ¡Aleluya!.
¡Vieron tantas cosas desde lo alto!, a veces volaba casi a ras del suelo, otras bajaba para que Gugú y Gugui pudieran ver mejor aquello que les llamaba la atención.
Subía y bajaba, una y otra vez, y ellos disfrutaban de todo aquello que no soñaron que existía.
Cuando les pareció suficiente el paseo, le dijeron a palomita blanca que emprendiera el regreso; así lo hizo. Cuando llegaron estaban todos esperando ansiosos, para que les contaran como les había ido.
Se bajaron, les dieron las gracias a la palomita, y ella se ofreció para llevarlos todas las veces que quisieran.
Gugú y Gugui tuvieron tanto para contar, que eran las estrellas del bosque, todos querían saber de ese hermoso paseo.
Mientras contaban lo revivían y lo volvían a disfrutar.
Un abrazo a todos y cada uno.