lunes, 30 de noviembre de 2009

PERDÓNAME

Queridos niños/as: como lo pueden ver a través de las noticias desde hace un tiempo, el planeta Tierra está sufriendo grandes cambios en su clima que nos afecta a todos los habitantes: a unos por las sequías, a otros por movimientos teluricos y a otros como en estos momentos, las inundaciones.
De esta forma nos hablan los Reinos de la Naturaleza diciéndonos lo malos que hemos sido con ellos.
Este artículo que les traigo lo escribí ya hace un tiempo y lo quiero compartir con todos ustedes.

Carta a la Tierra


PERDÓNAME



Amada Señora Madre Tierra, ¡cuántas cosas quisiera decirte, para poder aliviar en algo tu tremendo sufrimiento de siglos pidiéndote perdón por todo el daño que te he hecho a través de las edades!. Estaba "dormida"... sin conciencia, pero hoy que estoy despertando, lo asumo y lo sufro con todo mi corazón y por todo ello te prometo ser tu fiel defensora donde quiera que me encuentre y así reparar en algo mis errores.


En estos momentos en que tus reinos nos están cercando con sus terremotos, tornados, inundaciones, sequías ... recién estamos tomando conciencia del mal que te hemos hecho a lo largo de los siglos.


Cuando prácticamente no queda un lugar sobre tu superficie y en tus entrañas que no hayamos contaminado, recién nos damos cuenta de que te estamos matando, destruyendo el hogar donde encontramos nuestro sostén físico, nuestro sustento, nuestra supervivencia...¡nuestra vida!.


Tú, que nos das la oportunidad y nos recibes amorosamente con toda la riqueza que sustentas para poder crecer como almas y desarrollarnos como verdaderos seres humanos, viviendo en armonía con todos tus reinos, ves impotente como cada vez contaminamos más tus mares y ríos; saqueamos tus riquezas minerales; abusamos de tus reinos animal y vegetal, creando cada día tecnología más avanzada que necesita de grandes chimeneas que lanzan a la atmósfera humo contaminante, o deshechos químicos que van a envenenar los mares y los ríos matando toda la vida que en ella existe.


Se talan tus selvas y montes, verdaderos pulmones del planeta, dejando sin hábitat a miles de especies de animales, llevándolos a una pronta extinción.


Con ello estamos cambiando tu clima, amado planeta y te ves obligado a través de tus reinos a castigarnos por nuestra insanía.


Alteramos la cadena ecológica que une a todos los reinos; destruímos el orden creado por Dios para una convivencia pacífica y amorosa.


Somos crueles destructores de todo lo bueno y bello que existe en tí, y luego lloramos y nos desesperamos cuando nos vemos golpeados por los fenómenos climatéricos. Le echamos la culpa a Dios de todo lo que nos pasa, sin preguntarnos antes: ¿ porqué están ocurriendo y tanto nos hacen sufrir?.


Ellos se llevan todo lo que hemos logrado en el transcurso de nuestra existencia; son miles de seres que pierden la vida y otros quedan en la indigencia, todo se lo llevó el agua, el viento, el terremoto, el desplazamiento de tierra, la erupción de un volcán...


Madre Tierra, tú, nos hablas a través de los Reinos, pero no escuchamos tus voces de advertencia atrapados por nuestra ambición, tratando de acumular bienes materiales que luego perdemos en cualquier momento, ya que nada es nuestro.


Amada Madre Tierra, que tus hijos despierten a tiempo para poder salvar lo poco que va quedando e ir con mucho amor curando tus profundas y dolorosas heridas que te hemos infringido a lo largo de nuestras vidas.


Un abrazo para todos y cada uno

domingo, 8 de noviembre de 2009


"El acto de ver no es algo natural.
Precisa ser aprendido".

Rubem Alves uno de los más admirados y respetados intelectuales de Brasil.

















Queridos niños/as, tomando como base esta frase del gran filósofo y teólogo brasileño Rubem Alves, es que quiero continuar con el tema sobre los Reinos de la Naturaleza, sumamente importante para vuestro desarrollo espiritual, para que sean personas sensibles, amorosas y solidarias en todos los actos de sus vidas.

Les cuento que cuando mis hijos eran niños, salíamos los cuatro con mi esposo en nuestra camioneta y, tomábamos cualquier camino que nos llevara hacia el campo.

Entonces yo, -que soy una enamorada de la Naturaleza-les iba "enseñando" a ver" las formas y colores de los árboles, de la copa, de sus ramas y troncos- sobre todo de los añosos- para que vieran la diferencia entre un árbol joven y uno viejo.

De los colores del campo con sus ondulaciones; a reconocer sus sembradíos, los espejos de agua donde se veían reflejados matorrales y árboles que los bordeaban y, a veces con gran alegría¡ veían alguna garza con sus largas patas y su gran pico buscando en el agua algún pececito para alimentarse, o ¡patitos con su mamá, nadando y disfrutando de las aguas!.
Todo era asombro y risas, ¡qué maravilloso descubrimiento!.

También nos bajábamos y caminábamos buscando semillas, alguna linda piedrita viendo su forma y color, florcitas; todos eran preciosos regalos al alcance de nuestras manos.

Además, si había nubes en el cielo, los hacía ver las formas que iban tomando mientras se movían y que los llenaba de asombro.

Otra de las cosas maravillosas era ver "las puestas del Sol" con sus hermosos colores; sentir que todo se "aquieta", como reverenciando al astro Rey que nos dejaba lentamente como diciendo: "hasta mañana, que descansen y tengan felices sueños". ¿no es hermoso?.

Mis hijos estaban tan acostumbrados a "ver" algo que le pudiera servir a su madre artesana, que siempre me traían pequeñas cosas para que yo utilizara.
Cuando mi hijo tenía 11 años realizó un paseo a Montevideo con sus compañeros de clase. ¿saben que me trajo guardado en el bolsillo de su túnica como un tesoro?... ¡una semilla de jacarandá!, más conocida por "oreja de negro", ya que por su forma y color así lo parece.
Él ahora tiene 44 años, desde entonces la tengo guardada como un tesoro.
¿Se dan cuenta con qué cosa tan sencilla me hizo feliz y él también lo fue al entregármela?.
Ahí está uno de los secretos de la felicidad: saber apreciar las cosas simples que la Naturaleza nos regala en forma permanente.

Y, ¿qué decir cuando descubrimos un arcoiris luego de la lluvia?, ¿verdad que es algo mágico que nos hace abrir los ojos maravillados y exclamar: ¡un arcoiris! ¡un arcoiris! mientras lo señalamos
alborozados; esos colores que luego se diluyen y quedamos llenos de ellos por dentro.

Cuando iba a la escuela, mis cuadernos siempre tenían arcoiris que yo pintaba; amo ese arco de colores tan hermosos, que cual puerta se abre en el Cielo para que nos atrevamos a cruzarla e ir a ese lugar donde todo es Luz, Alegría y Paz.
Ustedes dirán ¿cómo podemos "ver" todo eso?.
Lo harán estando "atentos" a todo lo que los rodea y así podrán "descubrir" un mundo maravilloso que los ayudará a ser felices.
Los encierro en un gran abrazo a todos y cada uno.